El especialista compiló un libro sobre los cincuenta años del Hospital Privado de Comunidad de Mar del Plata. La historia de una institución que transformó la salud en la ciudad y sigue marcando el rumbo. “Fue un reto creativo y personal”, asegura.
A inicios de 2021, cuando el Hospital Privado de Comunidad (HPC) cumplía 50 años y el país atravesaba los momentos más complejos de la pandemia, el doctor Jorge Laborda Molteni propuso a la Fundación Médica de Mar del Plata una idea: narrar en un libro la historia del hospital. “Antes de que nos atacara la enfermedad del olvido”, dice.
La iniciativa fue aprobada y, durante casi cuatro años, Laborda reunió documentos, testimonios, artículos, fotografías, manuscritos y recuerdos. La obra, publicada por la Editorial Médica Panamericana, recorre cinco décadas de vida institucional y comunitaria. Más que una cronología, se trata de un testimonio vivo sobre el crecimiento del hospital y su papel clave en la salud local y regional.
– ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?
– A comienzos del 2021, en plena pandemia, y en el marco del cincuentenario del HPC, propuse a las autoridades de la Fundación Médica de Mar del Plata reconstruir su historia en una obra. Era un homenaje a los visionarios que pensaron y desarrollaron el hospital, a sus protagonistas y quienes continuaron su legado.
Laborda recuerda que la idea no era nueva: “En 1997, el doctor Ernesto Brik, uno de sus ilustres pioneros, ya había sembrado la intención de dejar escrita la historia del Hospital Privado”.
– ¿Qué lo motivó a asumir el rol de compilador?
– La historia del hospital me despertaba una enorme curiosidad. Tuve el privilegio de conocer a sus inolvidables pioneros, escuchar sus vivencias, sus luchas, sus logros por una medicina mejor. Lo viví como clases particulares.
– ¿Qué fuentes utilizó?
– Trabajamos con documentos, fotos, artículos, notas, libros, entrevistas. En Mar del Plata y también en Buenos Aires. En cada conversación traté de intervenir lo indispensable y dejar que los recuerdos fluyan. La historia que fuimos descubriendo fue tan real como asombrosa. Sin quererlo, cobró forma de relación.
El libro se nutrió además de material de archivo y manuscritos inéditos. El proceso fue extenso y minucioso: “Revisamos textos, armamos fichas, hicimos correcciones permanentes. Fue un trabajo largo, de mucha dedicación”, detalla Laborda.
– ¿Qué momentos fueron claves en la evolución del HPC?
– La transformación del hospital en uno de alta complejidad, la creación de programas de formación médica, la escuela de enfermería y, en 2008, el desarrollo propio de la historia clínica electrónica.
También señala un punto de inflexión en 2005, cuando se pasó de una gestión reactiva a una proactiva, con una lógica de aprendizaje continuo.
Acto de inauguración del HCP el 30 de mayo de 1971. Discurso del profesor doctor Mario Brea, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires junto al doctor Marcelo Díaz Cano, Cnl (R) Pedro Martí Garro, Monseñor Enrique Rau, el ministro de Gobierno de la provincia, José de San Martín, doctor Horacio González Esquivel, doctor Enrique Malamud, doctor Ezequiel Holmberg, entre otros.
– ¿Cómo actuó el hospital durante la pandemia?
– Todos recordamos lo que significó 2020 y 2021. El HPC se adaptó rápidamente. Se crearon áreas Covid, se incorporaron monitores, oxigenadores de alto flujo, tecnología ECMO. La respuesta fue total, con compromiso humano y profesional.
– ¿Qué lugar ocupa el HPC en la historia médica marplatense?
– Es imposible entenderlo sin recordar al entonces Hospital Regional (1961-1964), que fue una experiencia pública vanguardista. Aunque fue interrumpido, dejó una huella. Muchos de sus protagonistas fundaron en 1965 la Fundación Médica de Mar del Plata, que dio origen al HPC en 1971.
– ¿Y su relación con la comunidad?
– La vinculación con la sociedad marplatense es eje central de su misión: mejorar la salud, promover la educación, fortalecer el tejido social. El hospital no es una estructura aislada: es parte de la ciudad.
– ¿Qué valores lo han definido a lo largo del tiempo?
– El HPC siempre fue fiel a sus valores, a su misión y a su tradición. Es una institución sin fines de lucro, con una organización eficiente, sustentable, innovadora, con responsabilidad social y un plantel médico de dedicación exclusiva.
– ¿Qué rol cumplió el personal?
– Fundamental. El equipo de salud responde a una filosofía centrada en la persona y su familia. No son los recursos materiales ni las condiciones del mercado lo que distingue a una institución. Es su gente.
– ¿Se encontró con algún documento o historia que lo sorprendiera?
– Varias. La vida de sus pioneros, que en los años 60 ya buscaban alternativas para una mejor atención. También el dato curioso de que el terreno donde se construyó el hospital había sido parte de un predio de 18 hectáreas que perteneció a José Francisco Chauvin, un florista que creó jardines maravillosos en ese lugar. Hoy el barrio lleva su nombre.
– ¿Quiénes colaboraron en el libro?
– Muchos profesionales, mayoritariamente del ámbito de la salud. Aportaron datos, documentos, ideas. Fue un verdadero trabajo en equipo. Destaco especialmente la colaboración del doctor Vicente Gutiérrez Maxwell, que escribió el prólogo, y el aporte de la Editorial Médica Panamericana.
– ¿Qué cambió en la medicina desde sus comienzos?
– Hubo avances extraordinarios en diagnóstico, tratamiento, tecnología. Pero también en la forma de pensar el conocimiento: hoy se necesita una mirada integradora, multidimensional. Interpretar la complejidad humana es el nuevo desafío.
– ¿Y el futuro del HPC?
– El hospital está en un escenario cada vez más complejo. Tiene que seguir marcando rumbos, con fidelidad a sus valores pero también con capacidad de transformación. Innovar, formar, investigar. La salud trasciende lo biológico: es un fenómeno social, cultural y humano.
– ¿Qué significó para usted haber compilado esta obra?
– Fue una experiencia enriquecedora. Un reto creativo y personal. Una contribución a la historia de la medicina argentina. Un homenaje a quienes construyeron esta institución, parte de mi identidad y de la de tanta gente. Un legado inmaterial. El espíritu del HPC es la determinación que impulsa a sus integrantes y el profundo respeto por los pacientes. Una comunidad de cuidado, apoyo y confianza. Esa es su cultura.